Hace más o menos 10 años, una niña me dijo que en su cabeza vivían tres mariposas: una abría sus alas cuando ella pensaba, otra abría sus alas cuando ella jugaba a imaginar y otra volaba cuando ella hablaba. Esta niña era mi hija, que hoy tiene 13 años. Escuchar a una niña tan pequeña hablar así de su propio movimiento mental me sorprendió en aquel momento, y me sigue sorprendiendo cada vez que estoy con niños tan pequeños y constato cómo disfrutan de su propio pensamiento y cómo buscan maneras de comprender esa misteriosa capacidad humana. Espero no dejar de sorprenderme nu…