Desde que Joseph Schwab pusiera en evidencia la importancia del manejo de la estructura disciplinaria como un aspecto fundamental del currículo escolar y su enseñanza (Schwab, 1973 y 1978), la idea de que los contenidos importan más por su aporte a una forma de pensar y resolver problemas antes que por su relevancia cultural en un sentido estrecho -vale decir como meras unidades de información- es un asunto ya casi sin discusión. Esta premisa se reafirma aún más si se piensa en un plano un poco más amplio, dado que en la actualidad se concibe al sujeto que aprende como un ser epist…
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