Muchos maestros declaran su preocupación por el incremento de la agresividad en las aulas de educación infantil y primaria, destacando que algunos niños y niñas tienden a expresar su irritación de forma ostensible y vehemente. Si nos acercamos al fenómeno con una mirada comprensiva, nos daremos cuenta de que es un dilema educativo: hay que enseñar a los niños a reconocer y a apaciguar sus enojos, sus miedos y sus desacuerdos.Al final de la etapa infantil, la pérdida del control ante la ira genera grandes inseguridades y temores. Cuanto más enfado, cuanta más rabia, cuanta más c…
Contenido solo disponible para suscriptores
Accede a este artículo individual por solo
12.38S/ IVA incluido
Descubre todo nuestro contenido sin límites
¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión