Al ciudadano del siglo XXI, con toda la información del mundo disponible a un golpe de clic del ratón del ordenador, confortablemente sentado en el salón de su casa, poco le pueden llamar la atención a priori las clásicas exposiciones, repletas de paneles de texto incómodo de leer, rígidos horarios y alejadas de su zona habitual de relación. Por tanto, pocas personas se acercarán a una exposición, salvo que el tema que trate sea de su interés, les pille de paso en el paseo de su tiempo de ocio, les hayan comentado que se trata de una muestra excepcional o que, por costumbre, sea …
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