Cómo puede ser que una oruga tan glotona no tenga boca? No deja de sorprendernos este pequeño insecto que come y come, crece y crece, pero nunca vemos cómo. Esta licencia artística del autor conduce a otras reflexiones: sin boca, no sabemos si sonríe o está triste, y abre una puerta a la imaginación de niños y niñas, que tan acostumbrados a que los protagonistas de los cuentos expresen de una manera clara sus emociones.
Cuando tenemos entre las manos el libro La pequeña oruga glotona (Eric Carle, 2012, Kókinos), nos damos cuenta de que hemos entrado en el universo de 0 a 3 años. Sus pá…