A finales de junio, la Real Academia de la Historia (RAH) nos sorprendió con un nuevo manifiesto en el que se cuestionaba la enseñanza de la historia en España. No puede calificarse de informe porque no informa, sino que, de manera explícita, admite su ignorancia sobre lo que realmente acontece en las aulas. Se basa en el prejuicio y a partir de él desarrolla una pobre y contradictoria argumentación más próxima al panfleto político que al mínimo rigor exigible a un investigador novel. Sus rotundas afirmaciones no se sustentan en datos ni, los escasos que contiene, superan el nivel…