Las reformas educativas llevadas a cabo en las últimas décadas en los países occidentales han ido incorporando al currículo de la educación científica aspectos relacionados con el conocimiento de la naturaleza de la ciencia. El origen de esta tendencia hay que buscarlo en la constatación de que los estudiantes suelen tener una visión dogmática y estereotipada de la ciencia y de los científicos, así como en la idea de que conocer ciencias, aun en niveles básicos, debe implicar tener algunas nociones acerca del modo en que los científicos generan las teorías, de las limitaciones…