Nos encontramos en el mismo mar, en medio de un fuerte oleaje, frente a las mismas adversidades. Para afrontarlas hemos de sentirnos parte de una flota coordinada y cohesionada, que avanza con la certeza de la responsabilidad compartida entre escuela y familia. Es ineludible el trabajo en común y no perder de vista el horizonte, nuestro alumnado, sin olvidar a sus familias como sostén emocional. No tenemos duda de que son ellas las que dan sentido a nuestra tarea educativa, en la que somos agentes de cambio social.
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