Educar en el 0-3

Entendemos por buenas prácticas aquellas acciones, programas o iniciativas aplicados siempre en ocasiones o acontecimientos específicos, que se consideran válidas y por ello merecen ser repetidas de forma cotidiana. A lo largo de este capítulo se presentan los criterios de definición de las buenas prácticas y, en especial, de aquellas buenas prácticas propias del ámbito educativo.

Las razones por las que se elige el trabajo de educador infantil son muchas y diversas. Vocación u otros motivos que llevan a las personas a dedicarse a esta profesión se descubren en este capítulo, así como también la complejidad que conlleva la elección de este oficio y las competencias profesionales que el educador de la primera infancia requiere para llegar a ser un adecuado profesional y, por tanto, un buen educador infantil.

Los asili nido tienen su origen en 1971, en Italia, y surgieron debido a las necesidades y el desarrollo económico italiano de los años setenta. La figura femenina empezó a introducirse en el mercado laboral y, con los asili nido, se daba respuesta a esa necesidad, apoyando a las madres y a las mujeres y creando un nuevo oficio y puestos de trabajo en el ámbito educativo. A lo largo de este capítulo se presentan los orígenes de los servicios educativos a la primera infancia y la importancia de los primeros estudios sobre infancia y educación.

En los últimos años se ha incrementado el interés por los centros educativos y los cuidados a la primera infancia. La atención por la infancia ha despertado también el interés de la investigación pedagógica, dando una mayor importancia al desarrollo infantil y originando la aparición de muchas más instituciones, tanto públicas como privadas, que ofrecen servicios a la primera infancia. La calidad que los centros educativos ofrecen a la primera infancia es el tema principal de este capítulo.

Uno de los retos a los que se deben enfrentar los educadores infantiles es el periodo de adaptación, no solo por los niños y las niñas que empiezan su escolarización, sino también por las familias, en especial por los padres y las madres. Este capítulo aborda todo lo que conlleva el periodo de adaptación, desde lo que implican para niños, padres y educadores los primeros contactos entre escuela y familia, hasta la organización y planificación del propio periodo de adaptación por parte del educador.

Uno de los factores más importantes a tener en cuenta en las escuelas infantiles es el tiempo. Para un educador, la organización del tiempo es determinante para saber cómo transcurrirá el día y cómo se organizará el trabajo relacionado con las tareas de educación y cuidado de los niños y las niñas. En este sentido, el siguiente capítulo recoge todo lo relacionado con la organización del tiempo, la distribución horaria del trabajo del educador y cómo recoger la información relacionada con el día a día de los niños.

La manera como está organizado el espacio dice mucho de lo que sucede en la escuela infantil. El tipo de mobiliario y su distribución, los materiales, la decoración... son elementos que pueden dar pistas sobre las actividades que se realizan, la comunicación entre grupos, las relaciones con el exterior y, sobre todo, sobre cómo se toman en consideración los intereses de los niños y las niñas. El siguiente capítulo está dedicado a los espacios y su organización en las escuelas infantiles.

El educador de la primera infancia ha de procurar anticiparse a lo que aún no existe pero existirá en el futuro, es decir, ha de ser competente para saber elaborar estrategias inmediatas y reaccionar ante situaciones imprevistas. Este capítulo trata sobre competencias y experiencias, sobre cómo educar la mente de los niños y las niñas y sobre el desarrollo de las actividades que deben programarse en la escuela infantil.

Este libro supone una reflexión sobre las buenas prácticas -extendidas y consolidadas en los más de treinta años de experiencia con los /nidi d'infanzia/ italianos- para valorarlas, argumentarlas, actualizarlas y, si es necesario, reformularlas o modificarlas.