ACTITUDES, VALORES Y NORMAS

Aunque no todos los contenidos referentes a valores, actitudes y normas son contenidos morales, aquí nos ceñiremos a los contenidos de valor más propiamente morales, y a las actitudes y normas más directamente vinculadas con lo moral. Si limitamos de este modo su significado, nos quedan los contenidos que configuran la personalidad moral. Un tipo de contenido diferente al propio de los hechos y conceptos. Éstos proporcionan cierto ""saber"" sobre la realidad moral y sobre las formulaciones éticas más relevantes. Un saber cuya naturaleza atiende a los aspectos más puramente cognoscitivos de la formación moral. Asimismo, la naturaleza de los contenidos de valor es diferente a la propia de los procedimientos, los cuales proporcionan un ""saber hacer"" que permite enfrentarse a las realidades morales mediante determinadas capacidades que optimizan el juicio y la acción. En cambio, los valores, las actitudes y las normas aportan algunos de los elementos básicos que dan carácter o personalidad moral a los individuos. Son elementos que contribuyen a configurar una ""manera de ser"" y que confieren cierta unidad y coherencia a la manera de sentir, enjuiciar y actuar.

En el currículum de la reforma se incluyen como contenidos actitudinales aspectos muy diversos (Bolívar, 1992), oscilando entre plantear la necesidad de actitudes positivas -como predisposiciones que faciliten y guíen el proceso de aprendizaje: medios para un fin-, y actitudes y valores propiamente morales -metas en sí mismo valiosas-; entre un subjetivismo -valoración individual, gusto, interés- y actitudes/valores con una cierta objetividad. Aquí voy a fijarme especialmente en el desarrollo de actitudes en este último sentido: actitudes y valores cuya promoción se considera social o moralmente justificables.

En este artículo se explorarán las implicaciones pedagógicas -problemas y soluciones- en los tres ámbitos, familia, escuela y mass media, de educación moral y se resaltará la necesidad de integrarlos en el currículum escolar. De otra forma, la labor de la familia y la escuela sería ""arrasada por Fido Dido y los 40 principales"".

Debido a lo específico de la institución educativa como organización y al carácter peculiar de los programas de formación de valores y actitudes, queremos, en primer lugar, definir las características del proyecto educativo, y, después, analizar las consecuencias que para el tema de valores y actitudes tiene su existencia y la aplicación de todas sus virtualidades.

Presentamos una serie de procedimientos que consideramos válidos para llevar a cabo un tipo de educación moral basada en la construcción racional y autónoma de valores. Dichos procedimientos pueden usarse dentro del marco del aula, para desarrollar el juicio moral del niño y conseguir, en último término, que haga coherentes su juicio y su acción moral, es decir, que actúe de acuerdo con lo que piensa y que dicho pensamiento sea razonado moralmente. De todos los posibles métodos, a continuación consideramos los siguientes: - Clarificación de valores,- Discusión de dilemas morales,- Comentario crítico de texto,- Role-playing,- Autorregulación y autocontrol de la conducta.

En el presente artículo se habla del ejercicio de la actividad de evaluar. Es una de las tareas más delicadas y complejas del profesorado. Cuando se evalua se pone en juego un conjunto de actitudes, predisposiciones e incluso prejuicios que conviene considerar con el mayor equilibrio posible.

El presente trabajo se enmarca en el desarrollo del juicio moral, la consolidación del respeto mutuo, la comprensión recíproca, la solidaridad, la cooperación y la integración colectiva, la discusión objetiva de conflictos adquiriendo actitudes de diálogo y posibilidad, situándose en el punto de vista de los demás, y finalmente la coherencia de su conducta dentro y fuera de la escuela. La escuela tiene que regirse democráticamente para que los alumnos se sientan miembros de la colectividad, sean responsables de sus actuaciones y aprendan a vivir como personas morales.

Cuando el Ministerio de Educación, en junio de 1987, abrió un diálogo social sobre sus propuestas educativas para la Reforma Escolar -comenzada en 1983- había tomado una opción sobre la enseñanza de la Ética, que podría resumirse del siguiente modo: la educación debe concebirse como una tarea moral que impregne todo el currículum; de manera que, en todas las materias, todo el profesorado debe trabajar con los alumnos para que éstos alcancen actitudes morales de tipo democrático. A partir de esta opción -con la que estaba de acuerdo la sociedad española- añadía la siguiente pregunta: ¿Debe incorporarse, además, al currículum escolar una asignatura específicamente dedicada a la enseñanza de la Ética? En el presente artículo se especifica más información y se debate sobre la Reforma Escolar.

El documento que se presenta es una ampliación bibliográfica para obtener más información sobre la enseñanza y las actitudes en educación.

La educación en los valores y en las actitudes, dentro del currículum, aparece en una perspectiva claramente transversal a todas las áreas, de tal forma que la educación, en sí misma, surge y es considerada una actividad intrínsecamente moral. Este concepto de transversalidad hace que la educación en los valores y en las actitudes se convierta en una tarea solidaria que ha de ser compartida por todo el profesorado, es decir, en una tarea que requiere una programación o un diseño común y consensuado. Esta programación común y consensuada de los valores y de las actitudes en el currículum debe seguir un proceso el cual intentaremos concretar en el presente artículo.

En este artículo se plantean algunos problemas (y se sugieren algunas respuestas) que surgen al incorporar valores y actitudes dentro del currículum escolar, y referidos más concretamente a la etapa de Primaria.

El presente artículo, se habla de una experiencia concreta sobre cómo integrar una actividad tradicional en un proyecto de centro.

El presente artículo ofrece una amplia visión sobre la gestión y el funcionamiento de los centros escolares y la construcción y el desarrollo de la innovación educativa.

La educación musical en Primaria se propone suscitar una experiencia viva y directa de la música que permita descubrir qué es, para qué sirve, conocer cómo se construye y funciona su lenguaje, su valor de uso social, y disfrutar de ella a través de la escucha inteligente y de la praxis interpretativa. El desarrollo curricular de la educación musical plantea, por ello, la necesidad de satisfacer una doble exigencia: por una parte, la de concretar un plano operativo de organización general del proceso de enseñanza-aprendizaje que refleje la interacción de los contenidos en el marco de una estructura orgánica, y por otra, la de propiciar la construcción de itinerarios de trabajo capaces de responder a la diversidad del alumnado con cuya cooperación se ha de producir la experiencia viva y participativa de la música.

En el presente artículo se habla sobre la crisis de la educación contemporánea, dimensión de una crisis más amplia que ha afectado y afecta a la sociedad actual, ha incidido de manera determinante en la preocupación por una educación del adulto.

Considerando, de acuerdo con las Propuestas Curriculares, que el fin que debe perseguir la Educación Infantil es el de impulsar el desarrollo del niño integralmente, se hace imprescindible que la intervención educativa se planifique partiendo de la necesidad de detectar y compensar las posibles deficiencias y desigualdades que puedan suponer un hándicap para el correcto desarrollo del proceso enseñanzaaprendizaje. Para ello es necesario encontrar el eje organizador del trabajo que permita conseguir, tanto en su proceso como en su final, el fin propuesto.

Entre varios temas propuestos por nuestros alumnos de BUP, presentamos aquí el diseño de un proyecto pensado para la asignatura de inglés, que tiene como objetivo el analizar la problemática de la drogadicción en el entorno juvenil. En nuestra opinión, utilizar la clase de idiomas para llevar a cabo proyectos que analicen problemas sociales es un recurso pedagógico de gran utilidad, puesto que contribuye a la formación integral del alumno al permitirle reflexionar sobre uno de los conflictos más graves de nuestros días, de paso que practica el idioma.

La Reforma Educativa propone recuperar para su tratamiento explícito unos contenidos que venían configurando el currículum oculto. Esos ""otros"" contenidos, los que no son ni conceptuales ni procedimentales, se introducen de dos formas: como valores (actitudes y normas) en cada uno de los bloques de contenidos de cada área curricular y como educaciones finales (""educación para la salud"", ""educación vial"", ""educación ambiental"", ""coeducación"" ...) en los contenidos transversales que deben impregnar todas y cada una de las áreas. Haremos una propuesta en tal sentido y revisaremos el soporte psicoinstruccional, en cuanto a teoría y en cuanto a estrategias de intervención educativa, a disposición del educador. Al hilo de esta tarea esperamos clarificar algunas de las numerosas preguntas que los profesores se plantean ante la inclusión de estos contenidos en las nuevas áreas curriculares.

En un libro reciente hemos tratado de ofrecer un marco normativo general sobre la actuación de la escuela y del profesor ante las cuestiones socialmente controvertidas; es decir, ante temas de carácter social, político, ideológico o religioso en los que aparecen conflictos entre valores. Partiendo de la base de que, si se pretende que la escuela esté abierta a su entorno social, este tipo de cuestiones pueden perfectamente formar parte de su labor educativa, en la obra antedicha se proponen una serie de principios y criterios que orienten la intervención ante ellas. En este artículo trataremos de la formación de los educadores en relación a estos temas. En concreto, expondremos y analizaremos una experiencia puntual llevada a cabo por la profesora T. Romañá con estudiantes de Pedagogía, a partir de una de las situaciones hipotéticas que aparecen en el libro citado.